El primer testimonio histórico de la Casa Palacio Lercaro tiene sus orígenes a mediados del año 1600 (s. XVII), después de que los primeros colonizadores se asentaran en la isla (s. XVI), siendo el Adelantado D. Alonso Fernandez de Lugo el que procedió al reparto de las tierras.
En un primer momento el reparto se hace entre los castellanos, aborígenes de otras islas que ayudaron en el proceso bélicos, los antiguos pobladores de Tenerife, así como algunos comerciantes extranjeros que decidieron afincarse en estas tierras, en vista del posible desarrollo comercial y económico que suponía el asentamiento en los nuevos territorios.
Una vez establecidas las primeras familias en La Orotava, se inicia la organización del primer asentamiento urbano diseñándose las primeras vías y edificaciones de la Villa. Este primer trazado urbano permanece casi inalterable hasta principios del siglo XVI, fecha en la que se continúa la construcción de viviendas en los solares que hasta entonces habían permanecidos vacíos y abrirse nuevas vías de comunicación. La población se irá asentando siguiendo la distribución natural de la compleja y pendiente orografía que caracteriza a la Villa, con la particularidad de que los vecinos más humildes se localizan en la Villa de Arriba y los más acomodados en la de Abajo.