En torno a este canal que recorría la Villa de sur a norte, aprovechando el gran desnivel que existía entre los extremos de La Orotava se dispusieron un total de trece molinos de agua. Formados por un cubo de mampostería para la represa del agua, llama la atención la estructura cilíndrica escalonada anexa, por la que discurre el agua que hace mover las ruedas hidráulicas.
El primer molino lo construyó Don Lope Gallego en la zona conocida por la sierra o aserradero de madera. El de la Casa de Lercaro fue construido por los fundadores del mayorazgo Don Jerónimo de Ponte Fonte y Doña Catalina Grimaldi Rizzo y Ponte, y constaba ya en el testamento de Doña Catalina fechado el 7 de octubre de 1699, ante escribano público Don Pedro Álvarez de Ledesma:
El molino que está a las espaldas de la casa de esta Villa, una venera de oro con su lazo de diamantes, un arca grande de hierro esmaltada con diferentes colores y dos llaves, las dos imágenes de San Francisco y Santa Catalina, que están en la ermita de San Jerónimo, con su diadema y corona de plata, un cáliz, un misal y demás ornamentos que al presente tengo en el oratorio de las casas de mi morada, y además del cáliz, misal y demás ornamentos que ya tiene dicha ermita.
El molino lindaba al sur con otro molino, propiedad de Don Antonio Monteverde del Castillo y al norte con huertas de la casa. Movido por agua, presentaba serventía de entrada por la calle Colegio común para la huerta. El agua restante se utilizaba en la fábrica de curtidos o tenería que situada más al norte, también pertenecía a la propiedad de la familia Lercaro y Ponte.